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EL VENENO SE TRANSFORMA EN LA GARGANTA


Reconozcamos las relaciones como punto de partida para cualquier tipo de iniciación interior, bien sea porque renuncias a ellas o porque tienes que integrarlas. Las pasiones y el amor son parte de la vía y se trabajan externa como internamente. Para el taoísmo la novia o la mujer era a veces denominada “enemigo” y tiene sentido verlo de esta manera si consideramos la influencia del animus/anima o el juego de  las proyecciones que  en cualquier pareja surge en un momento u otro.

Deseo, pasión y amor desatan guerras, hieren y envenenan el alma en muchas historias donde ese difícil equilibrio de los opuestos se quebró. Estas grandes fuerzas pueden ser sanadoras o mortíferas depende del hombre y el camino que escoja consciente o inconscientemente... La mayoría  de las relaciones mueren, otras pocas te matan, a veces surgen otras personas con quien se vuelve a intentar pero, este solo o acompañado, el hombre se enfrenta a la imagen de sí mismo en los demás y tiene que superar las pruebas  que las relaciones le ponen delante para conseguir reconocerse sin rechazarse.

Esta red de relaciones no solo es para amantes, incluye amigos, familia, con los animales, las plantas, la tierra, la humanidad… en última instancia se trata de la relación y conexión que establecemos con lo que sentimos como separado de nosotros.  En los cuentos reconocemos a la conciencia dormida en la bella durmiente o Blancanieves, envenenadas con una aguja y una manzana. Para identificar en nosotros esta sustancia que nos adormece en la ignorancia, inconsciencia y autoengaño tendríamos que observar nuestras frustraciones, heridas abiertas, odios y rencores, darnos cuenta de la huella que ha dejado cada experiencia de dolor que a veces la vida conlleva.

El veneno dulce colorea de luces la mirada del amante llenándola de fantasías, viene de un amor que  lleva al alma a enfrentarse con el ego ascendente y la ilusión de lo que cree ser y es  el mundo. El amargo veneno es el apego por el cadáver del amor, donde el ego descendente se enfrenta al vacío y la soledad, tanto da ego con moral alta…ego con moral baja. También podríamos distinguir entre el veneno que ahoga y el que quema, uno va hacia dentro y el otro, hacia fuera, el primero es un silencio que grita y  el segundo es una voz que no calla… De los que se suicidan acompañados de estados depresivos o de los que matan movidos por la ira ;)

En la alquimia se describen tres grandes procesos: Nigredo, Albedo y Rubedo. En la obra al rojo se hay un proceso delicado que consiste en transmutar el veneno en el antídoto, convertir al sufrimiento de vivir en exaltación y alegría por la vida. Parece que envenenarse forma parte del proceso para el despertar del hombre y aparece cuando la luz de la conciencia ilumina la verdad del Ser.

En la alquimia interna mantener el fuego es una parte muy importante del proceso mental, el fuego de la pasión, el sexo, y el amor puede transformar las fantasías en revelaciones pero para ello es necesario que los pensamientos estén claros y sean menos obsesivo-compulsivos.

El chakra de la garganta es un puente entre el corazón y la mente que se construye con el trabajo interior, está relacionado  con la comunicación que se establece con los demás y con uno mismo. En este vórtice de energía azul las palabras tienen poder y la verdad que expresan es muy importante. En el hinduismo están los Yamas y Niyamas, equivalentes a los mandamientos de cualquier otra religión, uno de ellos es: Veracidad. Se simplifica como no mentir pero no es solo eso, ya que no engañarse nos recuerda que tenemos que ir quitándonos velos de juicios y  etiquetas personales que intentan definir lo que Es. La verdad nos hará libres de la esclavitud interior a la que estamos sometidos por los pensamientos, y con la verdad interior expresada de forma natural dejaremos de creer para crear.

De la mitología hindú nos llega una de las historia de Shiva que le dio el nombre de Nilakantha Señor de la Garganta Azul.  En este mito se cuenta que los Dioses tomaron a la serpiente Vasuki para batir el mar y extraer la ambrosía, la serpiente mareada vomitó un veneno que Shiva bebió para salvar al mundo. En ese momento Parvati sujeto la parte inferior de la garganta de Shiva para  que no bajara al estómago y no le perjudicara a sí mismo, al mismo tiempo Indra presiono en la parte superior del cuello para que no subiera volviendo a salir y perjudicar a los demás. Al quedarse  el veneno retenido, le quedó la garganta marcada de azul.


Shiva es un dios  que representa la transformación creativa del universo, bajo el aspecto de Rudra tiene la capacidad de diluir los obstáculos creados por el karma negativo.  Otro de los aspectos de este dios ígneo es la del Viejo Shiva, símbolo de la destrucción de cada gran ciclo. Se le representa con el cuerpo completamente cubierto por cenizas blancas y así es como debemos meditar sobre su imagen para apartar el miedo. Debajo de la capa de cenizas, su cuerpo no es azul sino rojo de lágrimas y rabia.

Los colores nos indican algo en los procesos internos, son relevantes cuando aparecen en sueños e igual que en la alquimia con la obra al negro, blanco y rojo, en cada vía tienen su lugar e importancia.
 

En compensación a este aspecto tan destructivo de Shiva, hay otras imágenes del mismo en color azul que nos muestran el camino de cómo vivir en el mundo con desapego de forma pacífica y benevolente.  Un cambio significativo del rojo al azul, un azul que suele ser el habitual a la hora de representar a esta deidad.

Esta vibración azul de Shiva guarda relación con la luz fría que algunos libros de esoterismo hablan y tiene la característica de ser benefactora porque en cada encrucijada de la vida aparecen guías que ofrecen advertencias o inspiración. La templanza a través del fuego y el agua convierte al veneno en el antídoto, nos enseña el uso de la espada, la daga y todo lo que se clava para que la sangre de la vida fluya vitalizándonos, motivándonos en tiempos de dificultad. Esta es la tierra que después de quemada vuelve a ser fértil, el hombre renacido y purificado capaz de entrar en una cueva vacía y convertirse en un cuerpo de luz que alumbre su propio camino y vuelta a la materia sin olvidar al espíritu.

Este proceso que concentra y dirige la energía es un puntal, el bastón en el que el hombre se apoya para curar sus males comprendiendo el origen de los mismos.

El bastón curativo de Esculapio aparece en el sendero 25 del árbol de la vida y junto a los senderos, 26,24 y 13 conforman el proceso la Noche oscura del alma. En este tramo del camino las almas son templadas por las pruebas que preparan al alma para ascender a las regiones superiores. El símbolo del bastón es usado para curarse de la picadura de una serpiente que en el sendero 26 aparece como la tentación, en el 24 cambia de piel y en el 13 nos enfrenta al abismo.

Mitológicamente Esculapio o Asclepio para los Romanos, era el dios de la medicina famoso por curar a enfermos e incluso resucitar a los muertos. Este don de vida lo tenía gracias a unas gotas de la sangre de las venas del lado izquierdo de Medusa. Esta sangre se la dio Atenea, a su vez, está, utilizaba la sangre del lado contrario de medusa para todo lo opuesto, dar la muerte. En el sendero 25 la energía superior e inferior fluyen complementándose y el hombre se apoya en sus aspiraciones hacia lo superior para sanar su alma y despejar el camino. La nueva vida que representa la puerta de este sendero con la carta de la templanza es una reconciliación y renovación de las ideas.
Este proceso que pone a prueba nuestra voluntad es la sustancia de la varita mágica que el mago se hace para sí mismo. En la carta del Mago, este símbolo representa el hombre perfectamente realizado usando la fuerza para el bien común. Su obra es la Voluntad de lo infinito.


Así pues el símbolo del puente en la garganta está relacionado con el bastón en el que nos apoyamos para salir del engaño y seguir el camino de la verdad. La verdad es la luz de la conciencia que desciende a través de la intuición sin ser cuestionada ni filtrada por la razón. Una verdad que buena o mala es aceptada e integrada, a la que nos adaptamos comprendiendo la naturaleza de su auténtica expresión. Una verdad que encierra un misterio, el misterio de lo insondable presente y aun por manifestar.

La verdad es una confianza ciega en la incerteza que nos da el valor para continuar el camino de unión del alma y espíritu. La verdad es el veneno y el antídoto, es el conocimiento que la serpiente revela y la conciencia que se transforma.


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