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LUZ EN EL SENDERO


17) Busca la senda.
18) Busca el camino penetrando al interior.
19) Busca el camino avanzando resueltamente al exterior.
20) Búscalo, pero no en una dirección única. Para cada temperamento existe una vía al parecer más deseable. Pero no se encuentra el camino sólo por la devoción, ni por la mera contemplación religiosa, ni por el ardor de progreso, ni por el laborioso sacrificio de sí mismo, ni por la observación estudiosa de la vida. Ninguna de estas cosas por si sola hace adelantar al discípulo más de un paso. Todos los peldaños son necesarios para recorrer la escala. Los vicios de los hombres se convierten en los peldaños de la misma, uno por uno, a medida que se van dominando. Las virtudes del hombre son, en verdad, escalones necesarios, de los cuales no se puede en modo alguno prescindir. Sin embargo, aunque crean una atmósfera bella y un porvenir feliz, son inútiles sin son aisladas. La naturaleza toda del hombre debe ser sabiamente empleada por el que desee entrar en el sendero. Cada hombre es absolutamente para sí mismo el sendero , la verdad y la vida. Pero esto lo es sólo cuando domina firmemente toda su individualidad, y cuando por la energía de su despertada individualidad, reconoce que esta individualidad no es él mismo, sino aquella cosa que él ha creado trabajosamente para su uso, y por cuyo medio se propone, a medida que su crecimiento desarrolla lentamente su inteligencia, alcanzar la vida más allá de la individualidad. Cuando sabe que para esto existe su asombrosa vida compleja y separada, entonces, en verdad, y sólo entonces, se halla en el sendero. Búscalo sumergiéndote en las espléndidas y misteriosas profundidades de lo más íntimo de tu ser. Búscalo probando toda experiencia, utilizando los sentidos a fin de comprender el desenvolvimiento y significación de la individualidad, y la hermosura y oscuridad de estos otros fragmentos divinos que contigo y a tu lado combaten, y que forman la raza a la cual perteneces. Búscalo estudiando las leyes del ser, las leyes de la naturaleza, las leyes de lo sobrenatural; y búscalo postrando tu alma ante la pequeña estrella que arde en el interior. En tanto que vigilas y adoras con perseverancia , su luz irá siendo más y más brillante. Entonces podrás conocer que has encontrado el fin, su luz se convertirá súbitamente en luz infinita.


21) Busca la flor que debe abrirse durante el silencio que sigue a la tormenta y no antes. La planta crecerá y se desarrollará, echará ramas y hojas y formará capullos, en tanto que continúa la tempestad y el duro combate. Pero mientras la personalidad toda del hombre no se haya disuelto y desvanecido; mientras que el divino fragmento que la ha creado no la considere como mero instrumento de experimentación y experiencia; mientras la naturaleza toda no esté vencida y se halle subyugada por su yo superior , no puede abrirse la flor. Entonces sobrevendrá una calma como la que en los países tropicales sucede a una lluvia torrencial, cuando la Naturaleza obra con tanta rapidez que puede verse su acción. Una calma semejante se difundirá sobre el espíritu fatigado. Y en el silencio profundo, ocurrirá el misterioso suceso que probará que se ha encontrado el sendero. Llámesela como se quiera, es una voz que habla donde no hay nadie que hable; es un mensajero que viene, mensajero sin forma ni sustancia, o bien es la flor del alma que se ha abierto. No hay metáfora que pueda describirlo. Pero se puede presentir, buscar y desear, aún en medio de la furia de la tempestad. El silencio puede durar sólo un momento, o bien puede prolongarse un millar de años, pero tendrá fin. Sin embargo, en ti residirá su fuerza. Una y otra vez tiene que darse y ganarse la batalla. El reposo de la Naturaleza sólo puede ser un intervalo. Estas reglas expuestas son las primeras que han sido escritas en los muros del Templo del Saber. Los que pidan, obtendrán. Los que deseen aprender, aprenderán.

Del Seno del Silencio que es la paz, una voz resonante se elevará. Y esta voz dirá: “Hace falta algo más: tú has recogido, ahora tienes que sembrar”. Y sabiendo que esta voz es el silencio mismo, obedecerás.
Tú, que eres ahora un discípulo capaz de tenerse firme, capaz de oír, capaz de hablar, que has vencido el deseo y alcanzado el conocimiento de ti mismo; tú, que has visto tu alma en su flor y la has reconocido y has oído la voz del silencio, encamínate al Templo del Saber, y lee lo que allí está escrito para ti.


Extracto de : Luz en el sendero de Mabel Collins


Descargar el libro completo en:
http://www.upasika.com/docs/collins/Collins,%20Mabel%20-%20Luz%20en%20el%20sendero.pdf
http://www.librosgratisweb.com/html/collins-mabel/luz-en-el-sendero/index.htm

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